¿Cuando una empresa puede hacer un ERTE?

Un ERTE es un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, el cual permite a las empresas realizar reducciones de jornada, suspender temporalmente contratos o despedir temporalmente a trabajadores durante un período de tiempo determinado, sin que se considere un despido. Este procedimiento se aplica en situaciones en las que la empresa necesita realizar ajustes temporales para poder adaptarse a situaciones coyunturales como una crisis económica, una pandemia o situaciones de emergencia.

Para que una empresa pueda llevar a cabo un ERTE, es necesario que se ajuste a ciertos requisitos. En primer lugar, debe existir una causa justificada y debidamente acreditada para su realización, como una caída en la facturación, la imposibilidad de llevar a cabo la actividad debido a una situación de emergencia o un cambio en las condiciones del mercado.

Además, es necesario que se realice un proceso de consulta y negociación con los trabajadores y sus representantes antes de llevar a cabo el ERTE. Durante este proceso, la empresa deberá exponer las causas y su justificación, y se negociará sobre las medidas mitigadoras que se pueden aplicar para minimizar su impacto en los trabajadores.

El ERTE no puede afectar a todo el personal de la empresa, sino que debe ser selectivo y estar justificado en función de las causas que motivan su realización. Además, deberá aplicarse de manera equitativa y no discriminatoria, evitando cualquier tipo de discriminación por razones de género, edad, discapacidad o cualquier otra situación personal del trabajador.

En resumen, para llevar a cabo un ERTE, la empresa debe contar con una causa justificada, realizar un proceso de consulta y negociación con los trabajadores, aplicar la medida selectiva y equitativa y no realizar discriminaciones de ningún tipo. Si se cumplen todos estos requisitos, la empresa podrá llevar a cabo el expediente temporal de regulación de empleo para adaptarse a la situación y poder mantener su actividad empresarial.

¿Qué necesita una empresa para hacer un ERTE?

Un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) es una medida que puede tomar una empresa para reducir temporalmente la carga de trabajo y ajustar la plantilla a las necesidades del negocio. Para llevar a cabo un ERTE, hay algunos requisitos básicos que debe seguir la empresa, como lo siguiente:

En primer lugar, la empresa tiene la obligación de justificar la necesidad de realizar un ERTE ante la autoridad laboral. Esto significa elaborar un informe en el que se explique la situación económica y productiva de la empresa, así como demostrar que no existen alternativas menos lesivas para los trabajadores.

Además, antes de presentar el ERTE, la empresa debe abrir un periodo de consultas con los representantes legales de los trabajadores, donde se debatan las razones y consecuencias del expediente y se intenten buscar soluciones alternativas.

La empresa debe también presentar una documentación específica a la autoridad laboral, que incluye una memoria explicativa del ERTE, la relación de trabajadores afectados, el número de días de suspensión temporal de los contratos, las condiciones de la reactivación laboral y otros detalles en función de la normativa aplicable.

Finalmente, la autoridad laboral evalúa la documentación y concede o deniega el ERTE. Si es concedido, la empresa deberá informar a los trabajadores afectados en un plazo máximo de 5 días antes del inicio del expediente y garantizar el mantenimiento del empleo durante un periodo mínimo de 6 meses tras la finalización del ERTE.

¿Quién puede pedir un ERTE?

La crisis sanitaria del COVID-19 ha afectado la economía de muchas empresas y el empleo de muchas personas. En recursos humanos, una de las opciones a la que se ha recurrido es el Expediente de Regulación Temporal de Empleo o ERTE. Pero, ¿quién puede pedirlo?

En primer lugar, las empresas que han sido afectadas por la pandemia y que necesitan ajustar sus plantillas pueden solicitar un ERTE. Asimismo, pueden pedirlo aquellas empresas que han sufrido una reducción drástica en su nivel de ventas.

Por otro lado, los empleados afectados por un ERTE son aquellos que se encuentran en situación de paro temporal, es decir, no tienen trabajo pero mantienen su puesto en la empresa. Para ello, es necesario que la empresa les comunique que su contrato está suspendido temporalmente.

También pueden solicitar un ERTE los trabajadores autónomos que han visto reducidos sus ingresos a causa de la crisis sanitaria, además de los trabajadores de empresas en crisis o con dificultades económicas.

En resumen, tanto empresas como trabajadores pueden pedir un ERTE en momentos de crisis, siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos por la legislación laboral. Es importante estar informado y contar con asesoramiento para tomar la mejor decisión en cada caso.

¿Cuánto tiempo puede estar una empresa en ERTE?

Las medidas extraordinarias adoptadas ante la pandemia del COVID-19, permitieron a las empresas ajustar sus plantillas en momentos de mucha incertidumbre económica. El Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) fue una de las medidas más efectivas para salvar empleos y evitar despidos masivos en diferentes sectores económicos.

Pero, ¿cuánto tiempo puede estar una empresa en ERTE? La respuesta es que depende de la situación particular de cada empresa y la evolución de la crisis económica.

En principio, el ERTE se puede extender hasta un máximo de 24 meses, aunque este plazo se puede ampliar en casos especiales acordados previamente con los trabajadores y la autoridad laboral.

Es importante mencionar que, mientras la empresa esté en ERTE, los trabajadores reciben el beneficio de la prestación por desempleo, que cubre entre el 70% y el 100% de la base reguladora. Además, la empresa debe continuar pagando las cotizaciones a la seguridad social para mantener los derechos de los empleados.

No obstante, las empresas que estén en ERTE deberán estar pendientes del desarrollo de la crisis económica y las medidas que las autoridades adopten para recuperar el empleo. En caso contrario, el ERTE podría convertirse en un expediente de regulación definitivo (ERE), lo que implicaría la reestructuración de la empresa de manera permanente.

En resumen, el ERTE es una medida temporal que puede ayudar a las empresas a ajustar sus plantillas en momentos de crisis económica. Sin embargo, es importante que las empresas estén atentas a la evolución de la situación económica y adopten medidas para recuperar el empleo y evitar la reestructuración permanente.

¿Qué condiciones tiene que cumplir la empresa para poder hacer un ERTE por causas económicas?

El ERTE por causas económicas es una medida de suspensión de contratos laborales o reducción de jornada que las empresas pueden aplicar en situaciones de crisis financiera.

Para poder hacer un ERTE por causas económicas, la empresa debe demostrar que atraviesa dificultades económicas que impiden el mantenimiento del empleo. Esto se puede evidenciar a través de una disminución en la facturación, una rentabilidad negativa, una caída en la demanda de productos o servicios, entre otros motivos.

Previo al ERTE, la empresa debe intentar medidas alternativas como reducir la jornada laboral, flexibilizar los horarios, adelantar vacaciones, entre otras.

También es necesario realizar una negociación previa con los representantes de los trabajadores para llegar a un acuerdo sobre las condiciones del ERTE. Se debe presentar un informe detallado explicando los motivos económicos y las medidas a tomar.

La empresa no puede aplicar el ERTE de forma arbitraria, es decir, no se puede despedir a trabajadores específicos por motivos personales.

Finalmente, la empresa debe enviar una comunicación a la autoridad laboral competente informando sobre el ERTE y las causas que lo justifican. Además, es importante que se promueva la adaptación y reciclaje profesional de los empleados para su reinserción laboral una vez termine el ERTE.

En conclusión, la empresa debe demostrar causas económicas reales, negociar previamente el ERTE con los representantes de los trabajadores, no aplicar la medida de forma arbitraria y promover la adaptación profesional de los empleados.

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